12 de enero de 2010


Jesús murió para que seamos justificados

El ser justificado ante Dios y ser perdonados por Dios, no es lo mismo. Ser justificado en un tribunal no es lo mismo que ser perdonado. Ser perdonado implica que soy culpable y que mi delito no se cuenta. Ser justificado implica que he sido juzgado y hallado inocente. Mi demanda es justa. Estoy vindicado. El juez dice, “inocente”.

La justificación es un acto legal. Significa declarar que alguien es justo. Es un veredicto. El veredicto de justificación no hace justa a una persona. Declara justa a una persona. Se basa en que alguien es realmente justo. Podemos ver esto con mayor claridad cuando la Biblia nos dice que, en respuesta a las enseñanzas de Jesús, el pueblo “justificó” a Dios. Lucas 7:28-29. Esto no quiere decir que hicieron a Dios justo (puesto que Él ya lo era). Significa que declararon que Dios es justo.

El cambio moral que experimentamos cuando confiamos en Cristo no es justificación. La Biblia usualmente lo llama santificación; el proceso de llegar a ser bueno. La justificación no es ese proceso. No es ningún proceso.

Es una declaración que ocurre en un determinado momento. Un veredicto. ¡Justo! ¡Recto! Salmo 145:17.


La manera ordinaria de ser justificado en un tribunal humano es guardar la ley. En ese caso el jurado y el juez sencillamente declaran lo que es cierto en usted. Usted guarda la ley, y eso le justifica. Pero ante el tribunal de Dios, no hemos guardado la ley. Por lo tanto, en términos ordinarios, no tenemos esperanza de ser justificados. Romanos 3:10-12; 1ª Juan 3:4.

Proverbios 17:15. La Biblia señala que considerar justificar la maldad es pecado; sin embargo, sorprendentemente, a causa de Cristo, Dios “justifica al impío”, que confía en su gracia. Romanos 4:5. Dios hace lo que parece abominable.

¿Por qué esto no es abominable? Romanos 3:26. No es abominable que Dios justifique al impío que confía en él, por dos razones:

a) Cristo derramó su sangre para cancelar la culpa de nuestro delito. Romanos 5:9. Pero eso es sólo la remoción del pecado. No nos declara justos. Cancelar nuestros fracasos en mantener la ley no es lo mismo que declararnos guardadores de la ley. Si el banco le declarara perdonadas sus deudas, no es lo mismo que lo declarara rico. Así también, cancelar nuestros pecados, no es lo mismo que declararnos justos. La cancelación debe ocurrir. Eso es esencial a la justificación. Pero hay más. Existe otra razón por lo que no es abominable que Dios justifique al impío por la fe.

b) Cristo completó la obediencia que se convierte en nuestra justificación. La justificación no es simplemente la cancelación de nuestra injusticia. Es también el traspaso a nosotros de la justicia de Cristo. No tenemos una rectitud que nos ponga bien con Dios. Romanos 5:19. Es la justicia de Cristo. Dios nos la traspasa. Eso quiere decir que Cristo cumplió toda justicia perfectamente; y esa justicia la toma en cuenta como nuestra cuando confiamos en Él. Somos contados como justos.

Dios miró la perfecta justicia de Cristo y nos declaró justos con la justicia de Cristo.

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