28 de julio de 2008


El Rol del Hombre y de la Mujer

Por Mariely Said Fagre
Psicológa Clínica











Varón y Hembra los creó
Génesis 2:1-25

Génesis 2:4-5

La Palabra de Dios nos dice que en el principio de la creación, Dios no había provocado que la lluvia cayera sobre la tierra. Esto no significa que la tierra careciera de agua. Para ese entonces, Dios hizo subir de la tierra un vapor, el cual hacía “humedecer” la tierra. Sin embargo, no había descendido lluvia desde el cielo. ¿Por qué? Porque no había hombre que labrase la tierra. Hay algunas cosas que Dios ha planeado hacer y desea hacerlas, pero no las hará hasta que el hombre esté en lugar debido y en la actitud adecuada para recibir lo que El tiene para cada uno.

La bendición de Dios está ahí pero no será aplicada hasta que el corazón del hombre esté en la posición correcta. Cuando estamos alineados con Dios en Sus propósitos, ¡El abrirá los cielos y hará que llueva sobre nosotros! Serán lluvias de bendición.

Para alcanzar las bendiciones de Dios y cumplir Su plan, es necesario -en primer lugar- conocer el diseño de Dios para el hombre y la mujer y caminar conforme a Él. Sólo en la medida que funcionemos de acuerdo a lo que Dios determinó para nosotros es que podremos descubrir el máximo de nuestro potencial.

En Génesis 1:26, Dios se expresa a sí mismo al manifestar su intención de hacer al hombre. Después de leer éste versículo podemos suponer que el Creador consultaba con la junta directiva de la deidad celestial lo que sería la corona de la creación y que elaboraron todos los detalles del plan de la creación del hombre. Durante aquella reunión se decidió hacer al hombre, la raza humana, conforme a la imagen y semejanza de Dios. Este fue el decreto final, esta fue la decisión de la junta directiva celestial: “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”.

El versículo 27 dice que: Dios creó al hombre, y que “varón y hembra los creó”. Sin embargo, no es sino hasta Génesis 2:7, cuando aparece registrado en detalle el acto mismo de la creación del hombre (Adán). Más tarde en el versículo 21 del segundo capítulo, es cuando se registra la creación física de la mujer.

Aparentemente, pareciera haber una contradicción entre el versículo 1:27 de Génesis, cuando dice que Dios creó al hombre varón y hembra, cuando en realidad más tarde aparecen registrados, por separado, el acto de la creación del hombre (Adán) en Génesis 2:7, como el de la mujer (Eva) en Génesis 2:21.


En Génesis 1:27 dice que diseñó, concibió y planificó hasta el más mínimo detalle del ser humano. En este versículo vemos que Dios los creó varón y hembra desde el principio; este fue el diseño de Dios para el ser viviente. Dios no creó a Adán y Alberto, ni a Eva y Ester, sino que desde el principio les dio una identidad, creándolos varón y hembra, estableciendo una marcada distinción y una diferencia entre los dos sexos.

Dios no creó nada que no sirviera, o que fuera malo o mediocre. Las Escrituras refieren que todo lo que hizo Dios, al terminarlo lo evaluó y llegó a la conclusión de que era bueno.

El Rol del Hombre
Génesis 2:7

Dios tomó del polvo de la tierra la materia prima para hacer al hombre y lo hizo un ser viviente.
El término “Adán” en el idioma hebreo significa: Ser de la tierra. El vocablo hebreo para la palabra “formó” según se utiliza dentro del contexto de Génesis 2:7 es yastar. Dios yastar/formó al hombre.





















La palabra yastar del hebreo, en este contexto específicamente significa que lo comprimió como en un molde, o sea que lo hizo como en serie. Lo apretó en un molde como lo hacen los alfareros al vaciar una pieza de cerámica en una matriz.


Génesis 2:21-22
La mujer no fue formada simplemente del barro de la tierra, sino que fue hecha utilizando una materia prima (sacada del hombre, de Adán) que ya había sido procesada, transformada, refinada y vivificada por el soplo santo del aliento de Dios.

¿Por qué Dios, no tomó de la misma materia prima del hombre para hacer a la mujer?

Dios justo y bueno, conociendo que Él habría de ordenarle al varón que amara a su mujer, tenía entonces que asegurarse de que en efecto Adán podría amarla, ya que Dios no podría exigirle a Adán un imposible. Lo que Dios hizo fue elaborar su plan perfecto, y utilizó una inteligente estrategia: creó a su compañera, Eva la mujer. La creó según la propia naturaleza de Adán, ya que nadie aborreció jamás su propia carne.

Cuando una mujer da a luz un bebé, de inmediato esa mujer se siente ligada, conectada a su bebé; éste es parte inherente a su propia naturaleza, es su prolongación. Del mismo modo, cuando Dios hizo caer sueño profundo sobre Adán, habiendo extraído Dios de un punto curvo de su costado, la materia prima para hacer a Eva, Dios ya no tuvo que explicarle lo que pasó. Adán inmediatamente entendió e hizo la conexión respondiendo: “Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne”.

Dios hizo a Eva utilizando como materia prima los huesos de Adán, su carne. De esta manera, Eva era de su propia sustancia, era hueso de su hueso y carne de su carne. Por esto a Adán le fue fácil amar a su mujer; pudo amarla porque reconoció en ella su propia naturaleza.

En el libro de Efesios Dios le da un mandato al hombre:
Efesios 5:25
“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”.

En este versículo Dios le ordena al hombre amar a su esposa e imitar a su Hijo, el amante por excelencia.


La parte más desafiante, de este versículo, para la mayoría de los hombres no es exactamente el amar, sino el dar. Los hombres son expertos en dar cosas. Dar consejos, dar dinero, dar regalos. Pero tienen una mayor dificultad cuando se requiere “darse a sí mismo”. Es por esto que Dios se refiere al amor de Cristo por su iglesia, para darle al hombre un ejemplo perfecto del amor verdadero, del amor sacrificial, de quién se dio a sí mismo por nosotros.

En Efesios 5:29 Dios nos dice que nadie aborreció jamás su propia carne, sino que la cuida y la sustenta. Así ocurrió antes de la caída del hombre por el pecado. Adán entendió, asimiló de inmediato el propósito de Dios. Por eso pudo recibir a su mujer y amarla como a sí mismo, como a su propia carne. En este sentido, la mujer es prolongación del marido.
La Función del Hombre

Dios colocó al hombre en el huerto del Edén con el fin de que funcionara dentro de su plan original. Según Génesis 2:7 dice que Dios sopló sobre Adán aliento de vida, o sea, impartió de su Espíritu sobre él.

Sólo por el poder de su Espíritu es que podemos funcionar según su propósito: Reinar y señorear sobre toda la creación.

Dios otorgó al hombre toda autoridad y todo dominio sobre lo creado. Este fue su plan original y perfecto. Sin embargo, el pecado desvirtuó el plan de Dios, logrando desviar la mente del hombre del propósito de Dios para él.

El plan original y perfecto de Dios para el hombre sigue vigente para hoy. Dios anhela celosamente que sus hijos tomemos el lugar que nos corresponde en la creación.

Eclesiastés 3:15b
“Y Dios restaura lo que pasó”.

En este versículo Dios nos alienta a buscar en Él la respuesta para nuestras vidas y las instrucciones para funcionar como Él lo planificó. Solamente Él puede devolverle al hombre lo que ha perdido.

Vemos a diario cómo la sociedad ha ido tergiversando el rol del hombre y de la mujer. Y cómo también ha ido aumentando su insatisfacción en todos los ámbitos. Esto es producto de que lo creado (Adán y Eva) se separaron del Creador.

Todo artista, arquitecto o constructor, antes de realizar una obra, elabora un plan de producción. Primero dibuja un diseño y luego lo lleva a cabo según los planos. La creación del hombre comenzó en la mente de Dios, y allí se inició por su Palabra, la obra creadora. La Biblia representa los planos de Dios para guiarnos hacia la vida abundante que El nos preparó.

Génesis 2:7b
“Y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente”.

Al soplar Dios su aliento vivificante sobre Adán, dejó de ser simplemente un hombre para convertirse en una criatura hecha por Dios. Dios dio a la especie humana, la imagen y semejanza de sí mismo, distribuyendo su esencia independientemente entre el varón y la hembra, o sea, entre el hombre y la mujer.

Los atributos y cualidades que Dios le dio a la mujer, y todos los atributos y cualidades que Dios le dio al varón, mediante el sagrado vínculo del matrimonio, se funden en un solo ser; éste ser es pareja, una sola carne a los ojos de Dios.

Después que Adán y Eva pecaron, al desobedecer a Dios y comer del fruto prohibido, dice la Palabra de Dios relata que Dios llamó a Adán para pedirle cuentas.

Génesis 3:9
“Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿dónde estás tú?”.

Vemos que en este versículo Dios no llamó a la mujer. Ni tampoco preguntó Dios: “¿Dónde estaban ustedes?”, hablando en plural, sino que le pidió cuentas directamente a Adán ya que él era el jefe, la cabeza sobre Eva; por eso fue a él a quien Dios confrontó primero. Dios se dirigió a la autoridad, a quien delegó la responsabilidad.

Cuando Dios llamó a Adán en el jardín del Edén, no estaba tratando de encontrarlo. Dios sabía dónde estaba Adán. Nada ni nadie puede esconderse de Dios. Dios quería encontrar a Adán para que admitiera dónde estaba. El quería que Adán reconociera quién era y qué había hecho.

Muchos hombres, hoy en día, caen en crisis porque no saben dónde están ni admiten los errores que han cometido.


¿Dónde estoy? Es la pregunta que puede conducirnos a arrepentirnos delante de Dios y reconocer que le hemos fallado, que nos hemos fallado y le hemos fallado a otros. Enfrentarnos a nosotros mismos es responder a la pregunta de Dios: ¿dónde estás tú?

Efesios 5:23
“Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la iglesia, la cual es su cuerpo, y él es su Salvador”.
Según la Biblia el esposo es el que dirige y el que ama. Por tanto, el trabajo del hombre durante el matrimonio será ser el líder del hogar y de su matrimonio y amar a su esposa.

Es importante tener claro que “el ser cabeza” para el varón no significa humillar o degradar a su esposa; sino más bien quitar de sobre ella una carga innecesaria, la responsabilidad de dirigir, cuidar y proveer.

1ª Corintios 11:3

“Pero quiero que sepáis que Cristo es la cabeza de todo varón, y el varón es la cabeza de la mujer, y Dios la cabeza de Cristo”

A través de este versículo podemos entender que la autoridad del marido sobre la mujer se arraiga en la autoridad de Cristo sobre la iglesia. Es necesario comprender que toda autoridad ha sido delegada por Dios. El esposo que sabe que su autoridad viene de parte de Dios, no abusará de ella.

Génesis 2:15-17
“Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto del Edén, para que lo labrara y lo guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres, ciertamente morirás”.

Dios le da las instrucciones a Adán sobre la prohibición del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal y delegó en él la responsabilidad. Adán era el responsable porque fue a él a quien Dios le dio la advertencia.

A su vez, le ordenó labrar la tierra y guardarla. De esta manera, estaba incluido el guardar también de Eva. Sin embargo, Adán comió del fruto prohibido y al ser confrontado por Dios, como tratando de mitigar su culpabilidad, decidió acusar a Eva.

Génesis 3:12
“Y el hombre respondió: La mujer que me diste por compañera me dio del árbol, y yo comí”.

Adán no ejerció sobre su mujer la autoridad espiritual que como cabeza Dios le otorgó. En otras palabras no protegió a Eva. Sino que, por el contrario, intentó evadirse de toda responsabilidad delante de Dios. Adán no sólo culpó a Eva, sino que además le reprocha indirectamente a Dios cuando le dice: “La mujer que me diste por compañera”, señalando a Eva y responsabilizándola por la desobediencia de ambos.


1ª Corintios 11:8-9
“Porque el varón no procede de la mujer, sino la mujer del varón, y tampoco el varón fue creado por causa de la mujer, sino la mujer por causa del varón”.

¿A quién creó Dios primero?

¿A causa de quién fue creada la mujer?

Según Efesios 5:23-31, Dios le da al hombre la función de:

• Dirigir
• Proveer
• Proteger
• Guiar
• Bendecir.

Vemos a lo a lo largo de este pasaje que el hombre fue diseñado por Dios para ser líder espiritual de su hogar, su matrimonio y su familia.

El Rol de la Mujer según Génesis 2
La Creación de la Mujer

Génesis 2:22
“Y de la costilla que Jehová Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre”.

El vocablo en el idioma hebreo utilizado para referirse a los pormenores de la creación física de la mujer, es la palabra barah. Dios “hizo”, Dios “barah” a la mujer. La palabra “hizo”, en este contexto del hebreo, es la palabra barah. Es una raíz primaria de construir.

Este término es usado solamente en el contexto bíblico en otros dos pasajes en referencia a la palabra “crear”, elevándola a su máxima expresión de excelencia y perfección.

Ezequiel 27:5
“De hayas del monte Senir te fabricaron (barah) todo el maderaje; tomaron cedros del Líbano para hacerte el mástil”.

En Ezequiel 27:5 también se utiliza este vocablo hebreo barah/hicieron, describiendo el lujo y la incomparable belleza creativa de una obra excelsa y majestuosa de la ciudad de Tiro.

En este pasaje la palabra barah/hizo es utilizada para describir una obra creativa en su máxima expresión, o sea original, única en su género. Dios barah/hizo a la mujer. Aquí se describe lo creado, o sea a la mujer, como algo incomparable, producto sublime de la máxima expresión de la creatividad de Dios.

Cuando Adán observa por primera vez a la mujer, exclamó gozoso: “Esta es hueso de mis huesos y carne de mi carne”.


Como Adán, la mujer no fue creada por la palabra hablada, como el resto de la creación. Al contrario de Adán, sin embargo, ella no fue una criatura independiente formada del polvo. Ella fue relacionada con el hombre en la creación. Dios formó a la mujer de una parte del hombre. La mujer no fue creada para tener un estatus independiente al hombre, ni el hombre tiene un estatus independiente a ella. No fueron creados para competir el uno con el otro. Eva es la única ayuda idónea para Adán.

Adán y Eva reconocieron que eran distintos, sin embargo sabían que habían sido hechos el uno para el otro, que eran una unidad. Dios utilizó su masculinidad y feminidad para hacerlos diferentes y unirlos. Ambos estaban desnudos y no se avergonzaban.

La Función de la Mujer

De la misma manera cómo Dios pensó en forma delicada en la creación de la mujer, su materia prima, las condiciones especiales en que fue concebida, también pensó en el rol específico y trascendental que cumpliría.

Efesios 5:22
“Las casadas estén sujetas a sus propios maridos, como al Señor”.

La mujer fue creada por Dios para amar a su esposo, respetarle y someterse a él con gozo, como al Señor. La palabra “sujeta” deriva de un término militar que realmente significa moverse de una manera organizada, hacer una tarea asignada de la manera indicada. La sujeción es el don más importante que la esposa puede ofrecerle a su marido. La sujeción es un don que ella le da a él, por el hecho de que es algo contrario a sus tendencias naturales.

Proverbios 31:10-31

La mujer fue llamada a:
• Estar sujeta a su marido
• Administrar el hogar
• Colaborar con su esposo.

El hombre es honrado con el conocimiento de que la mujer fue creada para él. La mujer es honrada con el conocimiento de que el hombre está incompleto sin ella.

1ª Corintios 11: 11-12

“Pero en el Señor, ni el varón es sin la mujer, ni la mujer sin el varón; porque así como la mujer procede del varón, también el varón nace de la mujer; pero todo procede de Dios”.

En humildad, la mujer reconoce que fue creada para el hombre. En humildad, el hombre reconoce que está incompleto sin la mujer.

El hombre es necesario para que la mujer esté completa y la mujer es necesaria para que el hombre esté completo. Ambos necesitan a Dios, y ambos se necesitan el uno al otro.

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