31 de diciembre de 2009


Vigilia Especial de Año Nuevo 2010

Cenlimi, Distrito Providencia, te invita a una Vigilia Especial de Año Nuevo 2010.
Tendremos un tiempo especial de alabanza y adoración para recibir este nuevo año en el Señor.

Inicio: 01:00 am. Término: 04:00 am.

“Levántate y clama por las noches, cuando empiece la vigilancia nocturna. Deja correr el llanto de tu corazón como ofrenda derramada ante el Señor”

Lamentaciones 2:19a

28 de diciembre de 2009


Salvación, un regalo incomparable

Si pudiera elegir ¿cuál sería el MAYOR regalo que le gustaría recibir? De acuerdo al diccionario de la RAE, regalo encuentra tres acepciones:

1.- Dádiva que se hace voluntariamente o por costumbre.

2.- Gusto o complacencia que se recibe.

3.- Conveniencia, comodidad o descanso que se procura en orden a la persona.


En atención al objeto en sí del regalo, al dador del regalo, al receptor del regalo y al motivo del mismo, la SALVACIÓN es el regalo más grande que se conoce.

Podemos afirmarlo, tomando en cuenta los factores antes mencionados:
a. Objeto en sí: Producto de la caída del ser humano, la mayor necesidad vino a ser recuperar lo que se había perdido. Romanos 3:23; Isaías 1:4-6. El objeto de la salvación es costoso, de gran tamaño, e incomparable en valor. Salmo 21:1-6.

b. Dador: Tiene que ver con la persona que entrega el regalo. Dependiendo de la cercanía el regalo puede demostrar aprecio; dependiendo de la honra, puede demostrar reconocimiento; dependiendo de la capacidad de adquisición, puede demostrar generosidad. Isaías 35:3-6; Tito 2:11-14.

c. Receptor: Es en favor de quien se realiza el regalo. Por lo general, no merece el mismo, de lo contrario podría confundirse con un pago o retribución. El receptor no puede más que sorprenderse de recibir algo que no alcanza. Lucas 19:10; 1ª Timoteo 1:12-17.

d. Motivo: La motivación es algo que busca ser reflejado en el regalo. Hay regalo cuya motivación no es mas que una mera formalidad o costumbre. Sin embargo, la salvación es la manifestación de entrega motivada por un corazón deseoso de bendecir a otros. Juan 3:16-18; 1ª Timoteo 2:3-6.

El mayor regalo es sin duda la salvación.

Salmo 76:7-9.

3 de diciembre de 2009


El derecho homosexual ¿qué dice Dios?

Todo concepto sobre los derechos humanos está basado en el hecho de que cada “ser humano” tiene derechos inalienables debido a su condición y dignidad intrínsecas. Estos derechos existen porque cada ser humano ha sido creado a imagen de Dios. La fuente básica de cualquier derecho humano no se encuentra en los gobiernos o en las organizaciones internacionales, sino en las leyes naturales y divinas.

Esta verdad se ve en la creación del sistema internacional para la protección de los derechos humanos. Como respuesta a las atrocidades cometidas por el régimen NAZI, comandado por Adolf Hitler, la comunidad internacional creó un sistema para la protección de los derechos humanos fundamentales. La piedra angular de ese sistema es la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la cual, de acuerdo con Rene Cassin, uno de sus autores principales, está fundada en los Diez Mandamientos de la Biblia[1] . La influencia de la ley divina se nota en el reconocimiento del derecho a la vida, el derecho a la familia y el derecho a la libertad de religión, como derechos humanos fundamentales de la Declaración Universal.

Los anhelos de los distintos movimientos “liberales” [dentro de los cuales se encuentran los movimientos homosexuales, abortivos, eutanásicos, feministas, entre otros, y que se agrupan para efectos doctrinales y pedagógicos dentro de la llamada “fuerza deconstruccionista”] persiguen desarticular la existencia de los “Principios Eternos” sobre los cuales se ha sustentado nuestra sociedad hasta hoy.

Complementando lo ya mencionado, entendemos que el propósito de todas estas “organizaciones de protección de los derechos personales” es perseverar en sus postulados hasta lograr un reconocimiento público de sus conductas, sin tomar en cuenta que aquello que cada uno de estos individuos ha decidido en pleno uso de su “libre albedrío” no sólo afecta sus decisiones personales (como se nos ha planteado el asunto de la homosexualidad) sino que traen consigo una notable modificación de los parámetros, preceptos y principios de aquellos que no están de acuerdo con tal estilo de vida. Entonces, todos estos esfuerzos “en contra de la discriminación” no son más que el deseo de unos pocos de lograr el respaldo de unos muchos que no están dispuestos a renunciar a sus derechos comunitarios y protectores del bien común a favor de las “minorías” defensoras del “deleite personal”. Así lo complementa el filósofo Richard Neuhaus:

«Al haber fallado en la arena política, en donde nosotros democráticamente deliberamos acerca de cómo debemos ordenar nuestra vida juntos, el movimiento homosexual no tiene otra alternativa que poner sus esperanzas en los tribunales, las regulaciones gubernamentales, las organizaciones profesionales y las burocracias del sistema escolar público. En estas arenas, sus victorias han sido sustanciales, y sus aspiraciones son aún mayores. En todas estas arenas, el movimiento [homosexual] debe ser retado a cada paso, sin temor, con calma, razonablemente, sin cesar. El bien de innumerables individuos... y el bien común, depende de esto»[2].


En este punto podemos decir que existe un interés encubierto respecto de los derechos homosexuales. Como se ha manifestado en muchas oportunidades, “no pareciera” ser del interés de los movimientos homosexuales acceder al reconocimiento del matrimonio tal y como lo efectúan los heterosexuales, sino más bien destruir los conceptos ancestrales y perpetuos en los cuales no creen ni adhieren. Entre estos conceptos y principios tradicionales se encuentra en primer lugar “el matrimonio”. Estos planteamientos han sido abiertamente divulgados por algunos de los líderes de los mismos movimientos homosexuales, como por ejemplo el artículo presentado por Michael Signorile, activista homosexual y escritor, citado en Crisis Magazine, el 8 de enero de 2004, donde plantea su “carta de principios”:

«Luchar por el matrimonio del mismo sexo y sus beneficios y entonces, una vez garantizado, redefinir la institución del matrimonio completamente, pedir el derecho de casarse no como una forma de adherirse a los códigos morales de la sociedad sino de desbancar un mito y alterar radicalmente una institución arcaica. [...] La acción más subversiva que pueden emprender los gays y lesbianas [...] es transformar por completo la noción de familia».

LA CAUSA: ¿GENÉTICA O AMBIENTAL?


Hay un gran debate entre psicólogos y eruditos acerca de las causas de la homosexualidad. ¿Es determinada genéticamente o por el ambiente? Los de la comunidad homosexual arguyen apasionadamente que la homosexualidad es determinada genéticamente. Los que pertenecen a la comunidad homosexual religiosa dicen que es un don de Dios; sostienen que cada uno es creado por Dios y no hay nada que se pueda hacer. Simon LeVay, homosexual, ha hecho pruebas con cadáveres de hombres homosexuales, y ha encontrado que tienen la glándula pituitaria más grande que los que no son homosexuales. Jeffrey Satinover presenta evidencia convincente que pone en duda la investigación de LaVay, y cuestiona la investigación y los datos de otros que sostienen que la homosexualidad es algo genético[3].

Otro de los aspectos que “derrumban” la genética homosexual es lo inviable de una “sociedad homosexual” en cuanto a la preservación de los seres humanos. Ni siquiera cabe discutir el hecho de que una sociedad en que el homosexualismo sea la norma podría trascender o desarrollarse. Es más, la misma historia da cuenta de aquellas sociedades en que la sodomía ha imperado, sufrieron desbastadoras consecuencia, al punto de desaparecer.

Podemos resumir la realidad sexual para la humanidad, desde la perspectiva bíblica, así: Dios creó la humanidad en dos grandes clases: masculina y femenina. En Génesis 2, él aclara que su diseño es que el hombre y la mujer se casen y que sean «una sola carne». Esto resuelve problema de la soledad y del aislamiento que experimentaba Adán. Eva, el regalo de Dios para el hombre, sirve como su pareja espiritual en igualdad de condiciones (los dos son su imagen, Génesis 1:26-27), pero también sirve como su complemento. Esta relación complementaria define la base de la sexualidad humana, porque los hombres y las mujeres gobiernan la creación como mayordomos, y pueblan su planeta.

La humanidad sexual se relaciona con la esencia de la responsabilidad humana: la de gobernar la creación juntos como una unidad complementaria; hombre y mujer juntos.


Cuando Jesús, y posteriormente Pablo, hablan del matrimonio o de la sexualidad humana, cada uno vuelve a esta ordenanza de la creación. (Mateo 19; 1ª Corintios 7). Aquí vemos el ideal de Dios para la relación sexual humana, no encontrándose lugar para “gustos personales” como son: la homosexualidad, el incesto, la poligamia, el adulterio, por nombrar algunos.

Si lo anterior ocurre —si la hora de la redefinición de los conceptos tradicionales de familia y del individuo llega a causa de la acción de estos movimientos homosexuales y minorías de diversa índole—, se recordará como el momento en el que los cimientos morales de nuestra sociedad comenzaron a desmoronarse irreversiblemente, dejando una generación joven desprovista de cualquier herramienta socio-valórica para enfrentar el futuro.

Tal como nos fue dicho hace cientos de años:
«Cuando los cimientos éticos de la cultura y el orden moral son quebrantados, el íntegro se convierte en fugitivo» [4]>


Si hoy no levantamos nuestra voz, mañana sólo nos quedará vagar entre los escombros morales de nuestra civilización.


[1] Warwick Montgomery, John, “Human Rights & Human Dignity”, Dallas, Texas: Probe Books, 1986.
[2] ftnref> Neuhaus, Richard John, “Love, No Matter What”, en Christopher Wolfe (editor), Homosexuality and American Public Life, p. 246.
[3] ftnref> Satinover, Jeffrey. Homosexuality and the Politics of Truth. Gran Rapids: Baker. 1996.
[4] ftnref> Paráfrasis a la cita del Salmo 11:3: “Si fueren destruídos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo?”.

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