27 de mayo de 2009


Club 99 ¿lo conoces?

Érase una vez un rey, que a pesar de su lujoso estilo de vida, no era Feliz.

Un día, el Rey observó a un sirviente que cantaba alegremente mientras trabajaba. Esto fascinó al Rey, ¿por qué siendo él, el Supremo Soberano de la tierra, era tan desdichado y sombrío, mientras que en un humilde siervo había tanta alegría? El rey preguntó al sirviente: "¿Por qué estás tan contento?"

El hombre respondió:

"Su Majestad, yo soy nada más que un sirviente, pero mi familia y yo no necesitamos demasiado - sólo un techo sobre la cabeza y comida caliente para llenar nuestros estómagos".


El rey no quedó satisfecho con esta respuesta. Más tarde en el día, solicitó el asesoramiento de su consejero de más confianza. Después de escuchar al Rey hablar sobre sus quejas, pesares y la historia del siervo, el consejero dijo: "Su Majestad, creo que el sirviente nunca ha sido parte de El Club 99".

"¿El Club 99? ¿Y qué es exactamente eso?" – Preguntó el Rey.

El consejero respondió: "Su Majestad, para saber realmente lo que es el Club 99, usted debe colocar 99 monedas de oro en una bolsa y dejarla en la puerta de la casa del Sirviente".

A la mañana siguiente el sirviente vio la bolsa, la recogió y la llevó adentro de su casa. Cuando abrió la bolsa, dio un gran grito de alegría... ¡Cuantas monedas de oro! Comenzó a contarlas todas. Después de varios intentos, quedó convencido de que había 99 monedas. Se preguntaba, "¿Qué podría haber ocurrido con la última moneda de oro? ¡Seguramente, nadie dejaría 99 monedas!"

Buscó por todo lugar que pudo. Quizá se había extraviado, pero no la encontró. Finalmente, agotado, decidió que iba a tener que trabajar más que nunca para ganar la moneda de oro que le faltaba y completar las 100.

A partir de ese día, la vida de aquel siervo cambió. Trabajaba en exceso, se tornó en un horrible gruñón, castigaba a su familia por no ayudarlo a ganarse la moneda de oro y dejó de cantar mientras trabajaba.

Testigo de esta transformación drástica, el Rey se mostró perplejo. Cuando él buscó de nuevo a su asesor, el asesor dijo: "Su Majestad, el siervo ahora oficialmente se ha sumado al Club 99". Continuó diciendo: "se le llama El Club 99 a las personas que tienen lo suficiente para ser felices, pero nunca lo son, porque siempre están anhelando y luchando por esa extra y última ‘moneda’, repitiéndose a sí mismo: sólo tengo que obtener esa última cosa y entonces voy a ser feliz para toda la vida. Si yo tuviera... o fuera... entonces sería feliz para el resto de mi vida".

¡Podemos ser felices, incluso con muy poco en nuestras vidas, pero en el momento en que se nos da algo más grande y mejor, queremos más! Perdemos nuestro sueño, nuestra felicidad, herimos a la gente que nos rodea, y todo esto a un precio aun mayor.

De eso es de lo que se trata unirse al Club 99.

«El que es ambicioso provoca peleas, pero el que confía en el Señor prospera»
Proverbios 28:25. NVI

«Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón»
Salmo 37:4. NVI

«Éste es el día en que el Señor actuó; regocijémonos y alegrémonos en él»
Salmo 118:24. NVI

6 de mayo de 2009


Emociones, sentimientos...decisión.

Por Karla Valladares, PEC PROVIDENCIA

“Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria” 2 Corintios 4:17


He estado meditando lo que Dios ha querido enseñar a mi vida en cada una de las dificultades que he pasado…me es difícil entenderlo.

Una de las debilidades con las cuales he luchado, es descubrir mi mundo interior, esto es:
• emociones
• esquemas mentales
• sentimientos

Cada vez que ocurre una tribulación, mi yo interno se pregunta: ¿Qué siento?...¿Cómo puedo distinguir si mi emoción esta bien canalizada?...mis esquemas mentales me dicen: no debes sentir…

Cuando me casé, recuerdo que el peso de decir "pasaré del estado de soltera a casada" lo sentí realmente 1 minuto antes de salir a encontrarme con mi amado, creo que sentí una emoción que la podría describir como NUNCA PENSÉ VIVIR LO QUE ESTOY VIVIENDO.
Y luego, comencé el camino de una vida nueva, así lo pensé.

Empecé a vivir la experiencia de recién casada con una hija, tratando (con la ayuda de Dios) ser la mujer que habla Proverbios.

“Mujer virtuosa ¿Quién la hallará?...
El corazón de su marido está en ella confiad…
Su lámpara no se apaga de noche…”
Proverbios 31:10


La pase muy bien, creo que me adecué y disfruté…

Cuando volvimos a la realidad de nuestras vidas, mi Yo interno se dio cuenta que no podía decidir Sola, que ahora no era una sino dos en uno, y empezaron a aflorar emociones, que creí haber superado, como el Egoísmo…y luego no alcancé a darme cuenta de más emociones hasta:

Cuando Armando (mi esposo) se enfermó, volví a tener el “control” de mis decisiones, que afectaba a la Familia que Dios me había regalado…y sin darme cuenta me tocó tomar decisiones día a día…y lo que sentía pasó a segundo plano.


Y es ahí donde me equivoco, y Dios me enfrenta a mi misma hasta que realmente me duela y necesite Su ayuda y la ayuda de los demás. Creo que pasé minutos que Sólo Dios puede comprender, vinieron a mi muchas preguntas y saber exactamente cual era el propósito de Dios en mi vida con esta situación.

No entendía, me sentía que Dios había dado y luego quitado…igual que una niña que se le promete y luego no se le cumple, me enojé con Dios. No sé si realmente le dije lo que sentía, no sé si en esos minutos en los cuales manejaba a la clínica sirvieron para desahogarme completamente, aún creo que me toca pedirle Perdón; por que hoy entiendo que lo que Dios ha querido hacer. Esto es enfrentarme a lo que realmente siento y decirle con todas las letras, tal cual lo hizo Asaf en Salmos 73:

“…Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón…
Cuando pensé para saber esto,
Fue duro trabajo para mi,
Hasta que entrando en el santuario de Dios comprendí...
Con todo, yo siempre estuve contigo;
Me tomaste de la mano derecha,
Me has guiado según tu consejo,
Y después me recibirás en gloria…”


Entendí que puedo llorar, que puedo decir: No puedo Dios Ayúdame, no puedo entender lo que estoy sintiendo…

Hoy, ha pasado casi tres meses de la operación de Armando, y creo que he aprendido que puedo sentir y que es legítimo, PERO, es a Dios en quien debo derramar mi corazón…

Es una decisión, tomarse de la mano derecha de Dios y avanzar…avanzar hacia la sanidad que Él me quiere entregar…día a día en Su Presencia para alcanzar lo que promete en 2 Corintios 4:17, alcanzar el excelente y eterno peso de gloria…

Dios gracias por que hasta aquí me has traído, cada etapa de mi vida has estado Tú, gracias por la hermosa familia que me has dado. Te pido tu ayuda para entender, manejar y canalizar mis sentimientos, que no sean ellos los que me manejen; Espíritu Santo eres mi Compañero para entenderme. Gracias Padre por que me has tomado de la mano derecha y no me soltarás.
En el Nombre de Jesús.
Amén.

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