30 de junio de 2008


Temor: ¿Te dejas atrapar o dependes del Señor?

Por Paula Escobar
PEC Providencia

Desde un tiempo a esta parte, el Señor ha estado obrando en forma muy especial; y me asombra la manera en que me habla y me enseña. Quiero compartir con ustedes lo que Él ha hecho conmigo en estos días.

Cuando fui a Israel, el Señor me habló muy claramente a través de una persona. Me hizo consciente de cuanto temor había en mi vida. Me di cuenta que esa sensación de que frente a cierta circunstancia algo me iba a ocurrir, siempre estaba ahí. Realmente vi que el temor no me dejaba avanzar y me mantenía paralizada.

En estos días y meditando sobre esto, me di cuenta, o mejor dicho el Señor me mostró, algo que no había visto antes. Esto es, el hecho de que el temor me hace olvidar por instantes quién es realmente Él y lo que hasta ahora ha hecho en mi vida y en las personas que me rodean. Quedé asombrada al ver cómo en un segundo todo quedaba atrás y que a ratos mi confianza en Dios se convertía (o se parecía) a la de cualquier persona sin Cristo. En esos instantes me sentía muy mal con el Señor. Sé que Él en su eterna misericordia perdona mi falta, pero no quiero que esto siga pasando, o por lo menos quiero trabajar con Él para mejorar esta actitud.

“No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.” Isaías 41:10

“Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de la mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo.” Isaías 41:13

El temor es un aspecto que día a día nos toca en las distintas áreas de nuestra vida. Y, cada cual conoce sus temores…

Dentro de este aprendizaje, les digo que, aunque parezca ultra archi repetido, finalmente comprendí que la única solución posible es enfrentar nuestros temores. ¡Uy!, ustedes dirán, ¡¡¡Qué novedad!!! . Pero permítanme contarles el cómo yo lo he vivido.

La raíz de esto es que nuestros temores son muchos y variados, y Satanás lo sabe, así que sacará el máximo provecho posible de esta información, mientras se lo permitamos. Realmente ahora sé que si temo, (hablo genéricamente) es porque estoy mirándome a mi mismo primero antes que al Señor. Observo lo que creo que soy capaz de realizar, mis capacidades, mis defectos, mis fracasos, mis logros; miro cuanto me he preparado, me aferro de todo esto para enfrentarme a un nuevo desafío. O, si tengo que enfrentar algo que esta fuera de mi alcance, me aferro a mi humanidad, a lo racional y natural de la vida, sin ver lo sobrenatural de Dios. ¡¡Qué mal!! Yo misma me convierto en un ídolo…

“Así ha dicho Jehová, Redentor tuyo, el Santo de Israel: Yo soy Jehová Dios tuyo, que te enseña provechosamente, que te encamina por el camino que debes seguir” Isaías 48:17

“Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti.” Isaías 43:2

De pronto me vi enfrentada a esta pregunta: ¿Y dónde quedó mi dependencia en el Señor? Sí… Mi vida depende de Él. Tú y yo sabemos que nuestra vida depende de Dios. Pero, ¿es tan así? ¿Realmente estoy dependiendo del Señor? Sinceramente, muchas veces no es así.

Ahora vuelvo a lo de enfrentar mis temores. Me preguntaba: ¿No habrá otra solución? ¿Por qué mejor el Señor no se los lleva así no más? La respuesta estaba ahí y no la veía. Simplemente que al decidir enfrentar el temor estoy decidiendo creerle al Señor a pesar de todo lo que crea de mi misma y de las circunstancias. En esos momentos puedo decir que estoy dependiendo del Señor.
Quizá mi temor sea por una situación familiar difícil o una enfermedad, un nuevo trabajo, o no se, menciono algunas vivencias personales. Sin embargo, les cuento que he decidido querer ver en cada cosa un propósito. Hacer el ejercicio de recordar quién es el Señor, en quién he creído y las cosas que Él ya ha hecho. Buscarle y aferrarme a su palabra, alabarle y darle gracias.

Comprender que mi vida depende de Él me ha dado mucha paz en estos días y ha producido que lo sienta muy cerca de mí. Reconozco que no siempre es así, que es un trabajo del día a día. Pero he progresado y lo seguiré haciendo, porque mi caminar no es por vista, sino que es por fe: la clave que me muestra lo sobrenatural de Dios.

¡¡¡El Señor cambió mi vida y me ha hecho una persona muy feliz!!!

Te aliento a que esta semana pienses en tu vida diaria y evalúes cuanto realmente estás dependiendo del Señor. Bueno, esto es entre tú y Él; y te propongo meditar en el versículo Isaías 40:12-31.

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