30 de marzo de 2009


Tiempos difíciles, decisiones trascendentales

Por Angela Donoso
PEC Providencia

Una vez escuché que no sólo basta con querer, sino que es necesario morir.

Después de mucho tiempo esa frase comenzó a hacerse más real en mi vida y pensé que los caminos de Dios no son un juego que el que hubiese conocido del verdadero y genuino amor, así también será transformado por ese verdadero y genuino amor.

Dios nos habla a través de su palabra en Jer 29:13 “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”.
Entonces que significará que es Necesario Morir.

Para ello debemos preguntarnos ¿qué es una vida de consagración a Dios?

Debemos tener claro que Dios tiene verdaderos fines de sanidad Jer 33:6 (He aquí Yo les traeré sanidad y medicina, y lo curaré y les revelaré abundancia de paz y de verdad) y libertad Jn 8: 36 (Así, que si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres) para nosotros. Pero esto nos demandará una constante transformación, renovación de nuestra naturaleza y por sobre todo una entrega total de todas las áreas de nuestras vidas a Dios. Una de las batallas más grandes que debemos librar es rendir nuestros intereses personales a la voluntad de Dios.

El gobierno de Dios jamás estará fundado en una sumisión ciega, ni en reglas irracionales como satanás quiere hacerlo parecer. Al contrario, siempre Dios apelará a nuestro buen entendimiento y una juiciosa conciencia. Dios nos hace un llamado lleno de amor, que habla que no estamos solos Is 1:18 (Venid, luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana), Él nos ayudará a rendir por completo nuestras vidas.

Al consagrarnos a Dios debemos abandonar todo aquello que nos separa de Él, Luc 14:33 (Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo). El amor a nuestras riquezas, comodidad, amor a los deleites personales St 4:3 (Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites), definitivamente harán imposible consagrar nuestras vidas a Dios.

Un corazón para Cristo, gozará de una real comunión con Él. Ésto hará que nos comencemos a olvidar de nosotros mismos, que nos interesaremos por sus pensamientos e inclinaciones y así, podremos comenzar a aspirar a llevar una vida en perfecta conformidad con la voluntad de Dios. Comenzaremos a ser llenados con el fuego de amor por las cosas de Dios, sin mediar reparos en ello.

Finalmente el poder elegir y decidir dependen de la correcta acción de la voluntad humana, no podemos cambiar nuestro corazón por nosotros mismos, pero sí podemos elegir servir a Dios, permitiéndole obrar en nosotros poniendo el querer y el hacer según su voluntad Fil 2:13 (porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad) de ese modo nuestra naturaleza entera estará bajo el dominio del Espíritu de Dios.

Y si aun tenemos dudas, al respecto de entregar nuestros corazones por completo, sería necesario preguntarnos ¿Y qué podría perder si entrego mi corazón y voluntad completamente a Cristo? Lo más probable que nos responderíamos algo como esto:

Definitivamente sólo será perder un corazón corrompido y engañoso, el cual será sanado y purificado para la gloria de Dios.

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