6 de junio de 2011


Hijo.

Mientras vivas en esta casa obedecerás las reglas que tenemos en ella. Cuando tengas tu casa y la suficiente madurez podrás crear tus propias reglas de responsabilidad.

En este hogar no gobierna la democracia, no hice campaña electoral para ser tu padre y tú no votaste por mí. Somos padre e hijo por una elección de Dios, y yo acepto este enorme privilegio y responsabilidad. Quiero ser un buen padre para ti y formar la persona que Dios creó en ti.

No seré tu amigo, nuestras edades son muy diferentes, quiero ser más que un amigo para ti: un apoyo, una guía, alguien en quien puedas confiar en los momentos difíciles. Soy tu padre ¡Y eso es cien veces más que un amigo! Sí... también soy tu amigo, pero estamos en niveles completamente distintos, es decir, no te voy a alcahuetear con la excusa de no perder tu amistad.

Esta casa tiene algunas reglas que hemos decidido son importantes con tu madre: aunque puedes cuestionar nuestras pautas de comportamiento, tendrás que aceptarlas mientras vivas con nosotros. Un día entenderás que lo hicimos por amor. Te será difícil comprenderlo hasta que tengas un hijo, mientras tanto confía en mí.

Te amo y por eso te disciplinaré como manda la Escritura para librarte de dolores futuros.

Somos responsables de nuestros hijos

Somos los padres los que más amamos a nuestros hijos, por tanto los que tenemos la responsabilidad de educarlos en amor.

Hoy se culpa al gobierno, a los colegios, de la desorientación de los jóvenes sin embargo es en la casa donde se aprenden los valores que guiarán la vida.

Dueños de bares y discotecas, miembros de comités ciudadanos y medios de comunicación se culpan unos a otros por algo que no es más que falta de responsabilidad de nosotros los padres.

Nuestros hijos no necesitan que seamos sus amigos... Ellos ya tienen un montón de amigos, de su edad. Nuestros hijos necesitan padres valientes y responsables, que fundamenten principios básicos, que pongan reglas y luego estén ahí para ver que se cumplan.

Se nos encomendó una misión muy especial, la más grande: colaborar con Dios en la Creación y es a nosotros a quien se nos pedirá cuentas por nuestros hijos; no al dueño del bar, ni al amigo de nuestro hijo que iba conduciendo borracho cuando chocaron, ni al 'amigovio' que se está luciendo con su moto (y con nuestro tesoro subida en ella) aún estando 'trabado', ni al policía, ni al maestro...¡a nadie más!

Es increíble ver a los niños jugando SOLOS en la calle sin ningún cuidado y es increíble ver a nuestros jóvenes metidos en los antros durante todo el fin de semana tomando y/o drogándose ya sea por voluntad propia y/o propiciados por tanta gente sin moral y sin escrúpulos.

No estaría mal ganarnos el respeto de nuestros hijos, tomando las riendas de su vida, haciéndonos responsables de su hora de llegada, de lo que toman, de sus calificaciones, haciéndoles saber lo que esperamos de ellos y creando los medios para ayudarles en su lucha para conseguirlo. Una buena educación es la mejor forma de demostrarles todo nuestro amor!

Pongamos los pies sobre la tierra, seamos consientes. Los jóvenes y niños, lo único que necesitan, es que ACTUEMOS COMO PADRES.

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