12 de enero de 2009


Por unas galletas

Reflexión: Carola Moreno
PEC Providencia

Cuando leí esta historia me reí mucho, pero también me hizo reflexionar bastante.

¿Que les parece a ustedes?

Una señora que esperaba la salida de su bus, en la sala del Terminal, decidió comprar un paquete de galletas para pasar el rato. Luego se sentó, saco un libro y se puso a leer. Asiento por medio, se ubicó un hombre que abrió una revista y empezó a leer también. Entre ellos quedaron las galletas. Cuando ella tomo la primera, el hombre también tomo una.

Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Apenas pensó: "¡Qué descarado, me sacó una galleta y ni siquiera me pidió permiso!”. Cada vez que ella tomaba una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello la indigno tanto, que no conseguía concentrarse en la lectura, ni reaccionar. Cuando quedaba apenas una galletita, pensó: ¿Qué hará ahora el abusador?

Entonces, el hombre toma la última galleta, la partió en dos y le paso a ella la mitad. Ah¡ no … aquello le pareció demasiado! Sin vergüenza! Le grito con mucha rabia. Cerro el libro, tomo sus cosas y se dirigió al sector del embarque.


Estando ya en el bus, abrió su bolso para buscar el pasaje y ¡y oh sorpresa! , encontró allí su paquete de galletas, intacto y cerradito. Sintió tanta vergüenza ¡ya que solo entonces se dio cuenta de su equivocación. Había olvidado que sus galletas las había puesto en el bolso. Pensó en el hombre a quien había insultado momentos antes, ¡Qué vergüenza!, él había compartido sus galletas con ella, sin sentirse con ella, sin sentirse indignado, nervioso o alterado. El bus partió y ya no había tiempo, ni posibilidades para explicar o pedir disculpas, pero si para razonar.

Y nosotros:

¿Cuántas veces en la vida, sacamos conclusiones apresuradas, antes de ver como es realmente la situación?
¿Cuántas veces nos hemos equivocado al juzgar a una persona?
O quizás emitido juicios lapidarios, sin conocer realmente toda la información?


No juzgar a los demás (Lucas 6:37-42)

37
No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán ambos en el hoyo?

40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado, será como su maestro.

41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo?

42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.


Sería importante, en este momento, recordar que existen cosas en la vida que no se recuperan:

• Una piedra después de haber sido lanzada.
• Una palabra, después de haber sido dicha.
• Una oportunidad, después de haber dejado pasar.
• El tiempo, después de haberlo perdido.

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